El buen Pastor

El buen Pastor

Hoy es un día en el que nuestra oración tiene que tener un cariz especial y una fuerza mayor, ya que dos acontecimientos antagónicos se están desarrollando en este momento.

Por una parte, La Jornada Mundial por las Vocaciones, en la que el Santísimo expuesto en la Custodia, será alabado por gran afluencia de adoradores. Y por otra, la reunión satánica más grande la historia que se está celebrando en Boston, no clandestinamente sino anunciada por todas las redes sociales. De ahí mi invitación a orar sin descanso por todo este sinsentido por el que vamos caminando.

Aquí estamos contigo, Señor, porque nosotros queremos

alabarte, ensalzarte y bendecirte, en este día en que,

las fuerzas del maligno tratan de hacerte desaparecer.

Nosotros sabemos que eso nunca será posible,

pero estamos contigo porque necesitamos,

tocar tu rostro, sentir tus manos, acercarnos a tu corazón

y ser uno contigo, en esta Sagrada Hostia –presente en la Custodia-

y en la que acabamos de recibir, donde sabemos

que, Tú estás real y verdaderamente vivo.

Queremos, que nos ayudes a bajar hasta nuestro fondo,

a tomar conciencia de lo que somos y de lo que no somos;

a asumir nuestras sombras, luces, miedos y conflictos,

a tocar nuestro barro y levantarnos hacia Ti.

Por eso… aquí estamos, pues queremos vivir con valentía

y autenticidad la vocación que, libremente, hemos elegido,

porque hemos tomado la decisión de darnos, de amar,

de ser fieles a la palabra dada y vivir desde

la profundidad de nuestro ser, a fin de ser testimonio

para cuantos se crucen en nuestro camino.

La iglesia celebra hoy la Jornada Mundial por las Vocaciones, pero

  • ¿Qué es la vocación?

La vocación es la experiencia de quien se encuentra con un desconocido y sin casi darse cuenta le engancha, le atrae, le invita de tal manera que acaba aceptando el reto.

Y precisamente, hoy se nos invita a eso, a orar por la búsqueda de la vocación de los jóvenes al servicio del evangelio.

Pero esto no es fácil. Todos sabemos que los jóvenes de hoy se declaran agnósticos o ateos, pero no nos fijamos en ese número de jóvenes que son indiferentes. Todo esto no les preocupa en absoluto; porque en el ambiente en que viven no oyen hablar de ello y lo que oyen en la televisión o ven en las redes sociales solamente les producen confusión y desconfianza religiosa, por lo que no dudan ni niegan, simplemente no tienen ni idea.

Por eso hoy, Dios nos hace una llamada diciéndonos:        

Os necesito para trabajar conmigo, en mi Reino;

Os necesito a vosotros, que os hice fuertes, capaces, inteligentes… llenos de dones y talentos.

Os necesito y quiero que hagáis silencio para reconocerlos.

Os insto a que los asumáis y os animéis a hacer de vuestra vida una labor apasionante. Ya que quiero confiaros una importante tarea.

No temáis, porque sea costosa.

Yo os daré fuerza para llevarla a cabo.

  • Pero ¿estáis dispuestos a ello?

Tampoco os agobie, dar una respuesta afirmativa; no os abrume el que las cosas se vayan poniendo difíciles. Ya habéis observado que cuando os llenáis de entusiasmo sois capaces de hacer cosas grandes.

Y aquí estamos. Es verdad que queremos optar por Cristo y no podemos seguir mirando hacia otro lado.

Pero, para ello hemos de seguir el camino sinodal; hemos de caminar en comunión con toda la iglesia; hemos de invitar a entrar en el camino a cuantos nos encontremos, sin contrariarlos con una serie de normas, de reglas, de criterios… sino con una vida que, al verla se apasionen por Jesucristo.

Porque los jóvenes y los no tan jóvenes, no necesitan doctrina que pueda convencerles con palabras, lo que necesitan es alguien –como nosotros- que les enseñe a descubrir a un Dios amigo en lo hondo de su corazón. Pues lo importante no es poner compromisos religiosos, sino ayudar a todos a comunicarse con Jesús de Nazaret.

  • Y yo ¿qué tiempo de mi día dedico a comunicarme con Jesús de Nazaret?
  • ¿Creo que al ver mi manera de vivir descubrirán a ese Dios amigo en lo hondo de su corazón?
  • ¿Los llevará a comunicarse con Jesús de Nazaret?

Cuando llegamos a este momento aparecen las excusas. Yo no puedo, no tengo tiempo, no estoy cualificado… Sin embargo Dios nos sigue diciendo:

YO os hice capaces y libres.

Os di poder para pensar, para amar, para estipular lo que queríais en la vida; os di poder para reír, imaginar, hablar…; os di poder para rezar…

Siempre os he llevado en mi corazón, sobre todo, en los momentos difíciles y me he sentido orgulloso de vosotros cada vez que:

  • Habéis amado, en lugar de odiar.
  • Habéis reído, en vez de llorar.
  • Habéis perseverado, en lugar de abandonar.
  • Habéis curado, en lugar de herir.
  • Y habéis bendecido, en lugar de injuriar.

Por eso es necesario que,

Aprendáis a sentir mi presencia en cada instante de vuestra vida.   Que procuréis seguir creciendo en optimismo, esperanza, donación… 

Que dejéis los miedos, los resentimientos, las desilusiones…

Tratad de ser: honestos, generosos, con capacidad de asombro

y… no dejéis de conmoveros ante la maravilla de sentiros, entre los que os rodean, humanos, enormemente humanos, porque así seréis capaces de reconocer mi amor y comprender un dolor…

Os quiero felices, para que hagáis felices a los demás.

Regalad vuestros dones, contagiad vuestro optimismo, vuestra esperanza, vuestra sonrisa… y vivid la grandeza de tenerme a vuestro lado y de de saber que sois: mis hijos muy queridos.

Julia Merodio