Una manera de prepararse a vivir la Semana Santa

Una manera de prepararse a vivir la Semana Santa

Este año se representará, como ya es tradición desde hace 26 años, La Pasión de Cristo en la parroquia Santa María de la Esperanza el día 6 de abril.  El grupo teatral “El Espejo” nos acerca a los últimos días de Jesús. Un grupo formado por veteranos y cada vez más jóvenes que participan de estos días tan importantes para la comunidad cristiana. Estos jóvenes, que cursan 4º de la ESO y 1º de Bachillerato en el colegio Valdeluz, nos cuentan qué supone para ellos formar parte de esta obra.

Nos recibieron a la hora del recreo del colegio Valdeluz. Todos ellos son miembros de los grupos de Confirmación de la parroquia. Algunos llevan varios años participando como actores en la Pasión. Comenzaron como soldados, pero el año pasado ya asumieron papeles importantes, como narradores. Los participantes de esta entrevista son: Miguel Ceballos, en el papel de Juan; Nacho Alcaide en el de Anás; Juan Lizárraga representando a Pilatos: Sara García como Herodías; Juan Manuel Fullana que hará de Magistrado, Cristian Cobo también en el papel de Magistrado; Juan García Camacho en el de soldado; Cristina López, representando a Claudia (mujer de Pilatos); Myriam Cerro, mujer del pueblo.

Antes de nada… ¿Nerviosos? ¿O aún queda tiempo?

No, nerviosos ahora mismo no… Siempre te pones nervioso esa misma tarde, cuando tienes que salir a escena. Más que nerviosos es que impresiona. Impresiona estar en ese escenario, con los focos, la música… El momento antes de la obra es el más estresante pero luego disfrutas y te lo pasas genial.

¿Qué supone para vosotros representar “La Pasión?

Cuando entramos, la mayoría lo hicimos porque conocíamos gente dentro, teníamos amigos en el grupo y empiezas probando, comienzas a actuar y vuelves porque te parece muy chulo formar parte del proyecto. Al principio representar La Pasión te da mucho respeto. Algunos hemos empezado en el grupo representando otras obras, pero cuando entras en la de La Pasión es algo un poco distinto.

¿Os hace vivir la Semana Santa de otra manera? Representáis un hecho histórico que para los cristianos es muy importante…

Es muy “guay” empezar la Semana Santa así. Mientras todo el mundo se va con sus amigos o sus familias de vacaciones, nosotros estamos ahí preparándolo y creemos que es algo que al final agradecemos. Es una manera de recordar por qué hay una Semana Santa; sirve un poco de preparación para iniciarte en ella.

Sois muy jóvenes, ¿qué os llevó a participar en esta representación?

Por nuestras familias principalmente. Muchos de nuestros padres se metieron en el grupo porque les gustaba mucho actuar y muchos de nosotros cuando vinimos al colegio nos metimos en el grupo y, aunque podríamos haber elegido no hacerlo, nos apetecía mucho seguir. El ambiente del grupo es genial.

Muchos vinimos recomendados o atraídos por nuestros padres pero luego al final nos hemos quedado porque nos gusta, si no nos gustase o si no creyésemos no lo haríamos. Yo solía ir a ver la Pasión –apunta uno de ellos– cuando era más pequeño, y un año decidí que quería hacerla desde dentro, y lo probé y me gustó mucho.

¿Es la primera vez?

Para mí sí es la primera vez –explica Juan García–, es raro porque yo siempre venía a verla por ver a mis amigos y tenía la espinita de venir a hacerlo pero nunca me animaba. Y este año me dijeron ‘oye, falta gente, podrías venirte’ y dije, ‘voy a probar’. Y una vez que estás dentro se ve diferente, porque ves un poco más detallado el proceso de cómo se elabora cada escena y es muy distinto.

Todos los años se adapta un poco la obra, ¿este año habrá alguna novedad?

Pues el año pasado por ejemplo se hizo desde el punto de vista de los discípulos de Emaús, que empezaban con ese pasaje que tienen con Jesús y hacían como de narradores. Este año se ha suprimido eso. Por ejemplo, hace dos años se empezaba con Abraham e Isaac, y antes con la resurrección de Lázaro, otro año se empezó con la lapidación de la mujer, y otro con San Agustín… Se suele intentar dar algún tipo de enfoque. El año pasado con los discípulos de Emaús el enfoque era que Jesús había resucitado, cuando se hacía la escena de Isaac el enfoque era el del padre sacrificando al hijo, una comparativa con Jesús. Se trata un poco de hacer analogía del Antiguo Testamento con el Nuevo y darles una conexión.

Además, la obra ha evolucionado mucho…

Sí, al principio era una representación leída, pero ahora, por ejemplo, ya contamos con un vestuario buenísimo –se lo cede Cornejo–. Hubo incluso un año que los trajes eran de la película Ágora, que nos los prestaron, hay una persona del grupo que ha trabajado para Televisión Española, y además este año la chica que nos maquilla estaba invitada a los premios Goya, al final no fue y se quedó con nosotros para ayudarnos… es buenísima porque hacer que alguno de nosotros parezcamos viejos es complicadísimo –ríen–.

También actuáis con gente muy veterana, ¿qué os aportan ellos? ¿Os transmiten su experiencia?

Enseñan muchas veces. Por ejemplo a mí –explica Sara García, que representa a Herodías–, que mi papel es con Herodes que lleva más tiempo en el grupo, me da mucha seguridad en escena. No es lo mismo hacer un papel con alguien pequeño que hacerlo con alguien más mayor. Yo creo que te ayuda un montón y te adaptas a él. Por ejemplo David Razola, que hace de Jesús –y este es su séptimo año consecutivo en el papel–, ayuda un montón. Siempre que cambiamos de papel nos dice un poco como enfocarlo, qué tenemos que hacer, con su experiencia casi se sabe el papel de todos. Además, muchas veces los papeles que ahora hacemos nosotros ya los hicieron ellos en su día, por lo que es más fácil que te guíen con su experiencia.

Pero en general sois más jóvenes que veteranos, ¿no?

Ahora mismo somos más o menos el mismo número, pero sí que es cierto que ahora hay muchos más jóvenes comparado con años anteriores. Cada vez hay más renovación, cada año va entrando más gente joven.

Todos formáis parte del grupo “El Espejo”?

Sí, además hacemos alguna obra más aparte de La Pasión. Siempre que vamos a hacer una obra nueva se hace el reparto de papeles y dependiendo de quién se presente se opina y se van asignando. Este año hemos representado también “Al final de la cuerda” de Alfonso Paso, y aunque no hemos participado todos sí la hemos hecho algunos.

¿Cómo es el grupo de teatro?

Es bastante grande pero muy divertido. Nos llevamos muy bien entre todos. Los que llevamos un montón de tiempo, nos vemos como una familia. Hay gente que nos conoce desde que éramos enanos y nos han visto crecer. El grupo de teatro ahora mismo es como otra parte de nuestras familias. Como lo hacemos para pasárnoslo bien y nos gusta actuar, el ambiente es muy bueno y en general eso hace que haya buen rollo.

¿Cómo ensayáis? ¿Cómo es el día a día de un ensayo?

Todos los años se “suspende” la Pasión –explican entre risas– porque hay veces que en los ensayos nos entran ataques de risa o no nos hemos aprendido partes del texto… Por ahora  hemos estado quedando todos los martes, una vez por semana. Después, en Semana Santa el jueves no ensayamos pero los días 3, 4, 5 y 6 tenemos que ensayar todos los días. Esa semana hay ensayos de distintos tipos. Uno solo con el vestuario, otro de movimiento, con focos, o ya con todo.

¿Cuándo empezáis a preparar esta obra?

En enero, suele ser cuando terminamos la obra anterior. Esta vez como hemos ido más tarde con la otra representación hemos tenido que retrasarlo un poco. Solemos prepararla en tres meses más o menos, además este año la Semana Santa es más tarde.

Ayer –a día 15 de marzo, cuando se hizo esta entrevista– sí que hubo un poco más de estrés porque algunos no nos sabemos del todo el papel y nos empezamos a agobiar un poco, pero luego al final siempre suele salir bien. En la otra obra, por ejemplo, los ensayos nos coincidieron con los exámenes finales y una semana antes no sabíamos del todo el papel… pero la verdad es que el director es comprensivo y al final estuvo súper bien.

Y tenéis el mismo director que cuando empezó a representarse por primera vez, este año ya van 26…

Sí, él empezó todo y aunque quizá este año se retire de la dirección del grupo de teatro, quiere seguir dirigiendo la pasión, que es su creación.

¿Qué es lo más difícil de vuestro trabajo? Memorizar, enfrentarse al público…

Para la mayoría ponernos serios en escena –ríen–. Cuesta un montón y es algo que también hemos notado en la obra anterior. Había veces que no podíamos ponernos serios porque claro, tú conoces a la gente que actúa. La gente no lo ve pero muchas veces te hacen gracia algunas cosas de la persona que tienes enfrente y a veces es difícil.

También hay momentos en los que te das cuenta de que alguien se ha comido una frase, y claro, aunque el público no lo nota ya tenemos luego nuestras bromas… No es el hecho de aprenderte el papel, eso es lo más fácil.

También es complicado a veces pillar el tono que tiene algún determinado personaje o escena. La obra pasada yo hacía como de ‘pringadillo’ –explica Juan Lizárraga– y en esta soy Pilatos, por lo que obviamente no puedo dar el tono de la misma manera, la cosa es meterte en el personaje. A veces también hay que improvisar, que te puede tocar alguna vez porque alguien se despista y eso también cuesta.

¿Habéis pensado alguno de vosotros dedicaros a la representación a nivel profesional?

La verdad es que nos gustaría a todos, pero es tan difícil… Lo que sí queremos es que el grupo siga, que acabemos el colegio y que sigamos haciendo lo que hacemos junto con los veteranos. La idea de dedicarnos a ello de forma profesional siempre está ahí, pero es un mundo tan complicado… Quizá más adelante si seguimos todos sí nos planteamos encaminar el grupo de otra manera o llevarlo a sitios más grandes, pero dedicarnos a ello de forma profesional es arriesgarse demasiado. De momento es un grupo amateur, nos lo pasamos bien y eso es lo importante.

¿Por qué animaríais a otros a que se apunten a hacer lo que hacéis?

Porque te lo pasas genial, no solo en los ensayos. Yo por ejemplo –explica Juan, el recién llegado este año al grupo–, me lo esperaba todo más tranquilo, pero hay cada tontería que te ríes mucho, te diviertes muchísimo. La gente cuando entra lo nota, el ambiente que hay… alguno puede pensar que es un ambiente serio pero para nada es así. Si contásemos la de veces en cada ensayo que nos regañan por estar haciendo el tonto o hablando de nuestras cosas… También hay alguno que tiene pánico escénico, pero hay tanta confianza entre nosotros que se hace todo mucho más sencillo, por lo que ¡se lo recomendamos a todo el mundo!